Condesa de cristal y a veces de trapo
llena de perlas y a veces de harapos
nacida en un pedestal,
trabajada en un portal.
Pasó la revolución, las guerras de dinastía
y la del 42 pasó...
pasaron ya tantas cosas que pasó tu condición
de cenar con candelabros y brindar con buen champán,
a tomar un vino amargo en las traseras de un bar.
Condesa de cristal y a veces de trapo
llena de perlas y a veces de harapos
nacida en un pedestal,
trabajada en un portal.
Condesa no más galones ni cruceros ni galanes
ni caviar entre manteles
ni música de violín ni un manojo de claveles,
hay un sabor a carmín y a soldado americano,
un sabor de quien se fue a pólvora y partisanos.
Condesa de cristal y a veces de trapo
llena de perlas y a veces de harapos
nacida en un pedestal,
trabajada en un portal.
Ahora ya que hay que enterrar, condesa, tus apellidos,
después del "descanse en paz"
se enumera en soledad tu aristocracia y tu sino
que fue nacer en palacio, perder el tiempo y la edad,
vivir de acá para allá
y morir en el camino.
Condesa de cristal y a veces de trapo
llena de perlas y a veces de harapos
nacida en un pedestal,
trabajada en un portal
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