La luna se está peinando
en los espejos del río,
y un toro la está mirando
entre la jara escondío.
Cuando llega la alegre mañana
y la luna se escapa del río
el torito se mete en el agua
envistiendo, al ver que se ha ido.
Y ese toro enamorado de la luna
que abandona por la noche la maná
es pintao de amapola y aceituna
y le puso Campanero el mayoral.
Los Romeros de los montes
le besan la frente,
las estrellas de los cielos
le bañan de plata.
Y el torito que es bravío,
de casta valiente
abanicos de colores
parecen sus patas.
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