Desde finales de los años 1950, los nuevos ritmos suscitaron en el suelo español la aparición de cantantes y grupos, imitadores fieles de los modelos extranjeros, no solo americanos sino también ingleses, franceses e italianos.
Con los 1960 llegaron los nuevos bailes que se sucedían a velocidad vertiginosa. Primero el rock, luego el twist, el madison al que siguió la yenka y muchos otros que se ponían de moda en verano. A través de los festivales de música ligera como el de Benidorm o el del Mediterráneo, que tenían una intención claramente turística, se perpetuaba un estilo de canción melódica inspirada en el modelo francés e italiano. Al mismo tiempo, los festivales de rock y de los conjuntos, organizados al principio en los centros de enseñanza como el colegio del Pilar o el Instituto Ramiro de Maeztu de Madrid, mostraron rápidamente la preferencia de los jóvenes por los ritmos y la música anglosajona.
Ante la popularidad de este tipo de manifestaciones, comenzaron a organizarse conciertos y festivales en teatros, salas de fiesta y en los pabellones de deporte, concretamente en Madrid y Barcelona. Dichos festivales eran organizados habitualmente por los programas de radio dedicados a la música moderna con el patrocinio de grandes empresas como El Corte Inglés. El alcance y la rápida difusión de la música pop no hubieran sido posibles sin el apoyo de los medios de comunicación.
Uno de los que más contribuyó a su desarrollo fue la radio. Entre los programas emblemáticos de esta época podemos mencionar Caravana Musical (abril 1960)2. Dirigido por Ángel Álvarez, emitía sobre todo música americana, rock country, traída directamente de EEUU, gracias a sus viajes como operador de radio de Iberia. Los seguidores del programa coinciden en considerarlo como “la punta de lanza, la referencia, la apertura del país a otros ritmos, los nuevos ritmos de la música popular”3. En el programa se elaboraban listas semanales de éxitos y con los que permanecían durante 14 semanas se formaban las “Series Doradas”. La conciencia de grupo de los seguidores del programa a través del “club de viajeros” sigue viva hoy en día.
Inseparables de Caravana Musical fueron las sesiones matinales de los domingos en las que se reunían los jóvenes para escuchar música en directo en el Auditorio de La Voz de Madrid, en la calle Hilarión Eslava no 38. Las reuniones consistían en comentarios de Ángel Álvarez a la audición de discos y también actuaciones en directo de grupos españoles que empezaban a darse a conocer. Por allí pasaron Los Pekenikes, Los Estudiantes, Dick y Los Relámpagos y muchos otros.
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