Margarita García San Segundo nació en Valladolid el 3 de diciembre de 1953 y, siendo una adolescente, acudió al teatro en su ciudad natal y vio un Don Juan Tenorio con Armando Calvo. En ese momento se despertó su vocación, y Margarita, que iba para licenciada en Filosofía y Letras, carrera que empezó, peleó para que la dejaran viajar a Madrid a estudiar arte dramático.
En la capital Margarita dio paso a Ágata Lys, una rubicunda hembra de formas definidas que acabaría encumbrada como una Marilyn castellana. Dio sus primeros pasos en el primitivo Un, dos, tres de Chicho Ibáñez Serrador y pronto el cine le abrió sus puertas con papeles secundarios en cintas como Un, dos, tres, dispara otra vez, Ella o Los fríos senderos del crimen.
Con el paso del tiempo secundó a estrellas de la época como Manolo Escobar en Me has hecho perder el juicio (1973) o Carmen Sevilla en Sex o no sex (1974). Con ésta última rodó varias películas, en las que siempre interpretaba papeles de chica joven ambiciosa que causaba problemas a la madura de buen ver. "Si en la película me tienen que poner los cuernos, que sea con Ágata", afirmaba la Sevilla.
En 1975 muere Franco y llega el destape. Ágata no fue la primera pero sí una de las más populares en esos años. De carácter estoico y mentalidad muy castellana, tenía muy claro cómo quería que fueran las cosas y que la popularidad en base al erotismo sólo tenía que ser una etapa. Una fama que llegó a pesarle como una losa, sobre todo a raíz del taquillazo de José Antonio de la Loma La nueva Marilyn (1976). Un film sobre las veleidades de una sex-symbol que hizo que su comparación con la rubia americana se convirtiese en un tópico recurrente...
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